"Seguid hambrientos. Seguid alocados"




Como seguramente sabéis, acaba de morir Steve Jobs, uno de los hombres más importantes de nuestra era por la importancia que sus innovaciones tienen en que el mundo sea y funcione tal y como lo conocemos. Co-fundador de Apple, creador de la empresa de animación Pixar y creador del ipod, el iphone o el ipad, y con una personalidad carismática, responsable tanto como sus creaciones técnicas de que hoy sea llorado con admiración y gratitud por millones de personas en todo el mundo, nos deja también el legado de su experiencia, que se transformó en una forma de ver la vida interesantísima,  que se recoge sintetizada en el discurso pronunciado por él en la Universidad de Stanford y que os dejo ahí arriba, porque merece mucho la pena. Por lo que dice (está lleno de pasajes de esos para copiar y recordar como una cita famosa, a las que yo soy muy aficinado) y por cómo lo dice: es todo un ejemplo de oratoria, pero de oratoria de la buena, de la que ya propagaban Aristóteles y los clásicos hace más de dos mil años. 


Está perfectamente estructurado en tres historias en primera persona, extraídas de su propia vida: la primera sobre conectar puntos, la segunda sobre el amor y la pérdida, y la tercera sobre la muerte. Y está dirigido a su joven auditorio (estudiantes de Stanford), en forma de consejo sincero que brota de su experiencia sobre cómo afrontar la vida y las decisiones que nos obliga a tomar. Además, pronunicó este impresionante discurso  cuando ya se le había diagnosticado el cáncer de páncreas que ayer acabó con su vida. No os lo perdáis. Porque en él, en la voz del propio Jobs, encontraréis cosas tan bonitas y tan ciertas como éstas:

En ocasiones la vida te golpea con un ladrillo en la cabeza. No perdáis la fe. Estoy convencido que lo único que me permitió seguir fue que yo amaba lo que hacía. Tenéis que encontrar lo que amáis. Y eso es tan válido para el trabajo como para el amor. El trabajo llenará gran parte de vuestras vidas y la única manera de sentirse realmente satisfecho es hacer aquello que creéis que es un gran trabajo. Y la única forma de hacer un gran trabajo es amar lo que se hace. Si todavía no lo habéis encontrado, seguid buscando. No os detengáis. Al igual que con los asuntos del corazón, sabréis cuando lo habéis encontrado. Y al igual que cualquier relación importante, mejora con el paso de los años. Así que seguid buscando. Y no os paréis(...)

Cuando tenía 17 años leí una cita que decía algo parecido a "Si vives cada día como si fuera el último, es muy probable que algún día tengas razón". Me impresionó y en los últimos 33 años, me miro al espejo todas las mañanas y me pregunto: "Si hoy fuera en último día de mi vida, ¿querría hacer lo que estoy a punto de hacer?" Y cada vez que la respuesta ha sido "no" varios días seguidos, sé que necesito cambiar algo.(...)

Recordar que moriré pronto constituye la herramienta más importante que he encontrado para tomar las grandes decisiones de mi vida. Porque casi todas las expectativas externas, todo el orgullo, todo el temor a la vergüenza o al fracaso todo eso desaparece a las puertas de la muerte, quedando solo aquello que es realmente importante. Recordar que vas a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay ninguna razón para no seguir a tu corazón
(...)

Nadie quiere morir. Incluso la gente que quiere ir al cielo, no quiere morir para llegar allá. La muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y es como debe ser porque la muerte es muy probable que sea la mejor invención de la vida. Es su agente de cambio. Elimina lo viejo para dejar paso a lo nuevo. Ahora mismo, vosotros sois lo nuevo, pero algún día, no muy lejano, seréis los viejos. Y seréis eliminados. Lamento ser tan trágico, pero es cierto. Vuestro tiempo tiene límite, así que no lo perdáis viviendo la vida de otra persona. No os dejéis atrapar por dogmas, no viváis con los resultados del pensamiento de otras personas. No permitáis que el ruido de las opiniones ajenas silencie vuestra voz interior. Y más importante todavía, tened el valor de seguir vuestro corazón e intuición, porque de alguna manera ya sabéis lo que realmente queréis llegar a ser. Todo lo demás es secundario.(...)


Fue a mediados de los 70 y yo tenía vuestra edad. En la contraportada de la última edición, había una fotografía de una carretera en medio del campo a primera hora de la mañana, similar a una en la que estaríais haciendo dedo si fuérais así de aventureros. El pie de foto decía: "Seguid hambrientos. Seguid alocados". Fue su mensaje de despedida. Siempre lo he deseado para mí. Y ahora, cuando estáis a punto de graduaros para empezar de nuevo, es lo que os deseo. Seguid hambrientos. Seguid alocados".(...)

Si preferís leerlo, tenéis la traducción completa de este maravilloso discurso aquí.

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